Un cambio de pensamiento sobre la educación, y la importancia de los idiomas en la formación del mundo actual.
La educación debe estar en constante evolución, adaptándose a los nuevos tiempos, nuevas tecnologías y descubrimientos, además de las exigencias del mundo real. Es por esto que se debe actualizar su definición periódicamente, y actualmente no se trata únicamente de clases en salones, con contenidos estrictos, y los roles clásicos de estudiante/maestro. Existe una alternativa de pensar la educación como un proceso dinámico y divertido que hace uso de material y contenidos novedosos, y que ha demostrado que funciona mejor que los métodos convencionales. ¿Por qué no podemos pensar en clases que se parezcan más a juegos o desafíos que a las lecciones habituales?
En la actualidad el gran objetivo de las instituciones educativas que lideran el progreso a nivel global, es formar ciudadanos del mundo, esto quiere decir personas con grandes fortalezas individuales, que sean capaces de interactuar y desenvolverse en un contexto mundial, que conozcan de diferentes culturas, con una mente abierta y habilidades que les sirvan para competir, pero también para aportar al mundo que los rodea.
Esto se logra desarrollando diferentes capacidades como la confianza, la autodeterminación, la capacidad de defender un punto de vista con argumentos, relacionarse y trabajar con otros, ser capaz de comunicarse claramente no solo en uno sino en varios idiomas, y lo más importante, que disfruten lo que hacen. No se trata de tener conocimientos almacenados, se trata de saber cómo, cuándo y dónde aplicarlos.
Las destrezas mencionadas se pueden ver reflejadas en el nuevo formato educativo que se propone: clases en las cuales los estudiantes ponen a prueba su creatividad y sus habilidades para producir algo único y propio. Talleres y ejercicios de drama, debates, presentaciones, desafíos, e incluso juegos de rol, o ferias de creación, son espacios para que utilicen todo lo que saben en un contexto real.
Todo esto es aplicable a diferentes áreas del conocimiento, desde estudios sociales hasta ciencias naturales. Se trata de hallar la motivación adecuada que sirva para despertar un interés genuino por los temas y por querer aprender cada vez más. Esto es especialmente cierto en el estudio de los idiomas. Si se estudian como una obligación, como pasa en muchos casos, estos pueden parecer algo distante y ajeno a la realidad del día a día.
Sin embargo, si se experimentan los idiomas, si se viven de primera mano, estos se convierten en algo real y útil son una herramienta que sirve no solo para estudiar, sino para explorar más aspectos de la vida como acercarse a diferentes personas del mundo y hacer amigos, disfrutar más el arte y el entretenimiento en su idioma original, adoptar elementos positivos de distintas culturas, tener acceso a más información, y muchas ventajas más.
Con todo lo anterior en mente, no basta con pensar que lo que está instaurado en la educación actualmente está bien si consideramos que hay algo que aún se puede mejorar, o que existe una oportunidad que no está siendo aprovechada. Si esto sucede, es nuestro deber hacerlo, porque el progreso viene de la innovación y de la capacidad de pensar de forma diferente.
Esto no es tarea fácil, la creatividad no es algo fortuito que simplemente sucede, no es una idea brillante que sale de la nada, es una facultad del ser humano que debe ser utilizada, entrenada y perfeccionada en diferentes ámbitos de la vida.
Todo esto trae incontables beneficios para el crecimiento personal y académico de todos los participantes: las intituciones, los profesores, los padres de familia y finalmente, los estudiantes. Es importante que ellos reciban una visión más amplia, y con más perspectiva del mundo, con mejores habilidades para comunicarse y tomar mejores decisiones, con una gran apertura de mente, y simplemente que disfruten lo que hacen y siempre estén buscando mejorar.


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